La entrega de 88 toneladas de alimentos esenciales requiere una logística con la que Uber Eats solo podría soñar.
En los lugares donde trabajamos, los alimentos son más que una comida y su correcta distribución ayuda a salvar vidas. El equipo trabaja durante semanas para negociar, hacer pedidos, comprobar las cantidades, involucrar a la comunidad y a las organizaciones asociadas (WFP) y, lo que es más importante, garantizar que los planes de seguridad estén en marcha en todo momento.
Muchas de nuestras distribuciones de alimentos se realizan a pesar de las amenazas de emboscada, secuestro o violencia. Con frecuencia el equipo viaja durante días para llegar a un lugar recóndito, durmiendo en pueblos cercanos que son más seguros y también ayudan a las economías locales. A pesar del peligro, nuestros repartidores entregan los alimentos con alegría y esperanza... instalan un equipo de sonido, suben la música y se ponen a trabajar para que las familias puedan comer y sobrevivir un mes más
Pulsa el botón de reproducción y echa un vistazo a una reciente entrega de alimentos en el este de la RDC.
En las zonas orientales de la República Democrática del Congo la incertidumbre y la violencia es algo que por desgracia, las familias conocen demasiado bien.
En 2020, ACNUR informó de que 5,2 millones de congoleños vivían como desplazados internos. Décadas de violencia y conflicto han obligado a millones de familias a huir de sus hogares, cultivos y comunidades, dejando atrás su capacidad para mantenerse y mantener a sus hijos.*
Esta distribución de alimentos concreta (octubre de 2021) apoya directamente a las familias de desplazados internos en la región Norte de Kivu, en el este de la RDC. En esta ocasión (en la foto), a pesar de las tormentas, la lluvia y los caminos embarrados, 10.663 beneficiarios recibieron un mes de alimentos esenciales.
La vida en un asentamiento de desplazados internos es extremadamente difícil, sin el apoyo de las organizaciones humanitarias, la mayoría de las familias simplemente no sobrevivirían. El hambre y la malnutrición grave son problemas importantes para los niños y niñas de todo el mundo que viven en asentamientos de desplazados internos.
En lugares como Kinchanga, en el este de la RDC, los alimentos son mucho más que una comida. Las distribuciones de alimentos hacen mucho más que llenar bocas hambrientas. Cuando una madre tiene acceso a comida para sus hijos, conlleva que el poco dinero que puede ganar con trabajos ocasionales sea destinado a comprar ropa, zapatos, medicinas u otros bienes de primera necesidad para su familia.
Y lo que es más importante, cuando una familia no está preocupada por la procedencia de su próxima comida, los niños y niñas están más seguros.
El hambre puede obligar a padres e hij@s a tomar decisiones devastadoras que en muchas ocasiones desembocan en violencia, trabajo infantil, reclutamiento en grupos armados y explotación sexual. Aunque vuestras donaciones puedan insignificantes por equivaler a unas simples judías, arroz, sal o aceite, para una familia que depende de la ayuda para todo, les ayuda literalmente a sobrevivir y recuperarse.
¿Qué puedo hacer?
Es fácil sentir que todo es en vano en situaciones como esta, pero puedes estar tranquilo... tú, nosotros, todos juntos, podemos cambiar vidas. ¡Y eso es lo que hacemos!
Te dejamos tres formas diferentes para ser parte del cambio.
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¿Por qué la comida es más que una comida?
Cada día, 690 millones de personas no tienen lo suficiente para comer. Podemos trabajar juntos para combatir el hambre y garantizar el acceso a alimentos nutritivos para todas las personas, independientemente de dónde vivan.
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Cada colaboración cuenta. Gracias a nuestro proyecto de Rescata la Infancia ayudamos a los niños y niñas que viven en los contextos más frágiles del mundo.
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