ADVERTENCIA esta historia incluye contenido sensible

“Rezo y pido a Dios que me de fuerza para volver a casa, no se dónde estaré mañana." - Omar

Omar, de 6 años, y su hermana Lupita de 8, no pueden volver a casa. Ya no existe. A principios de noviembre, los huracanes Eta e Iota devastaron comunidades en Honduras y América Central. Los vientos, las inundaciones y los movimientos de tierra destruyeron casas, carreteras, cultivos, negocios, escuelas y vidas.

En Honduras, 59.160 familias fueron evacuadas por el huracán Eta y 4,5 millones de personas se han visto afectadas. El ojo del huracán pasó por San Pedro Sula, la ciudad natal de Omar y Lupita.

Flooding has displaced 100,000s of families

Casas inundadas a los lados de las carreteras en Pimienta, Cortés.

André Guardiola

Una familia regresa a casa para comenzar a limpiar el barro y los lodos que dejan las aguas de la inundación.

“Todo quedó en ruinas. Las cosas de mi casa, todo se perdió. El agua llegó hasta el cable (de la electricidad) y hubo un incendio. El agua llegó al techo. Por eso vinimos a esta escuela (refugio). Y en la calle nos arrastró la corriente de agua. Mi mamá me agarraba, me llevó con ella”, recuerda Omar.

Para ayudar a las familias a sobrevivir a sus necesidades inmediatas, se establecieron cientos de refugios. Para aquellos que lo perdieron todo, un lugar seguro para dormir, la comida y los enseres básicos fueron vitales, especialmente para los padres que intentan proteger a sus hijos.

A medida que las aguas y la inundación disminuyeron, muchas familias regresaron a sus hogares para ver lo que quedaba de sus vidas. La limpieza y la reparación comenzaron para muchos, pero para familias como la de Omar y Lupita, simplemente no quedaba nada que recuperar.

Habiendo perdido todo, Omar se pregunta qué le deparará el futuro.

Rafael Zaldivar, Catherine Turcios

Sin ningún otro lugar adonde ir, Omar y Lupita viven en el refugio con sus padres. Las largas cuarentenas por la Covid-19, el impacto de los huracanes, el perderlo todo y la incertidumbre del futuro comenzaron a abrumar a Omar. Nuestro personal notó signos visibles de tristeza y ansiedad.

Afortunadamente, World Vision instaló un Espacio Seguro para Niños (ESN) en el refugio.

En zonas de crisis y desastres, World Vision ayuda a los niños a sobrevivir a eventos traumáticos con apoyo físico y psicosocial. Los Espacios Seguros para Niños son lugares para la diversión, la risa, el juego y estar aliviado. Se imparten clases con actividades diseñadas profesionalmente que animan a los niños a expresar sus sentimientos y, como último objetivo, a aprender a lidiar con las dificultades.

Al principio, Omar era reticente y decidió esconderse detrás de un viejo sofá. Pero poco a poco comenzó a prestar atención y las clases le ayudaron a encontrar tranquilidad y confianza.

A través de estas clases, los dos hermanos pudieron expresar su angustia por perder a sus perritos en la inundación. Omar contó que echaba de menos sus juguetes: una bicicleta, una pelota, un cojín con forma de corazón y el césped donde solían jugar.

El dibujo de Omar de las cosas que echa de menos. Su bicicleta, sus perritos, su pelota, el césped donde solía jugar y su cojín en forma de corazón.

Omar

Omar y Lupita bailan en una de las clases en el ESN.

Rafael Zaldivar

En los lugares donde World Vision establece Espacios Seguros para Niños, las actividades para superar el trauma son vitales. Para los niños que viven en los lugares más peligrosos del mundo, tener herramientas para expresar las emociones puede cambiar su vida y su futuro.

ACTUALIZACIÓN DE 12 DE DICIEMBRE El día que nuestro interlocutor, Rafael, regresó para hablar de nuevo con Omar sobre su recuperación, el padre de Omar fue asesinado a tiros delante de sus hijos. Estaba cruzando la calle justo a la salida de la escuela que les sirve de refugio cuando miembros de una banda callejera le dispararon.

Este no es el final de la historia de Omar. Nunca perdemos de vista la esperanza ni el porqué de Rescata la Infancia. Porque sin importar dónde viva un niño, se merece sobrevivir, recuperarse y construir un futuro.

Omar y Lupita se cogen de la mano durante uno de los juegos en una clase del ESN.

Rafael Zaldivar

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Desastres naturales

Sequías que arruinan las cosechas. Terremotos que destruyen hogares. Enfermedades mortales que infectan a millones. Los desastres naturales son difíciles de predecir y más difíciles aún de recuperarse de sus efectos para muchas poblaciones vulnerables.

  • La COVID-19 amenaza a las comunidades empobrecidas de todo el mundo que carecen de atención médica. Estos grupos están especialmente en peligro porque sus sistemas inmunes ya están debilitados por la desnutrición y otras enfermedades.
  • En Herat, Afganistán, varios campos de refugiados sudfrieron inundaciones repentinas en 2019, dañando los pocos recursos que tenía la gente.
  • Las sequías y las enfermedades de los cultivos de varios meses en países de América Central, como Honduras, han llevado a las familias de agricultores a vender la tierra que poseían desde hace generaciones y a emigrar hacia el norte.

¡Pasaporte y aguja por favor! Nuestra reportera Helene se vacuna contra el Ébola al entrar en República Democrática del Congo. Descubrirá las dificultades de gestionar desastres mortales, y te sorprenderás de sus hallazgos.