Conoce a las tres decididas mujeres de la familia Losokolian que rompieron la tradición dañina de la mutilación genital femenina en un área donde una de cada tres niñas es mutilada. La figura que más representa este cambio es la abuela Cheptoi, quien fue una de las primeras en decidir no mutilar a sus hijas después de recibir consejo de World Vision.

“Mis dos hijas mayores sufrieron ablación porque pensé que era necesario hacerlo”, recuerda. “Era una tradición que había que respetar. Pero una vez que recibí la formación de World Vision, comencé a pensar de manera diferente y mis hijas menores no lo sufrieron.”

La abuela Cheptoi dice que sus hijas que no han sufrido ablación han tenido una vida más fácil. “Continuaron sus estudios hasta la universidad. Mis hijas víctimas de mutilación asistieron a la escuela solo unos años y se casaron temprano. Sus vidas se volvieron una losa. "   

Domtilla es una de las hijas mayores de y sufrió mutilación a los doce años. Se aprieta los labios con los nudillos mientras recuerda el ritual:

“Nos llevaron a diez niñas a un río cercano para bañarnos. A partir de ahí nos llevaron a una tienda de campaña donde tuvimos que sentarnos en círculo. El dolor fue terrible. Después de que nos lo hicieran, nos ataron las piernas para acelerar la recuperación. Tardó un mes en curarse. Ir al baño, caminar, cada movimiento era doloroso. También se nos prohibió asearnos. Muchas de las niñas sufrieron infecciones graves. Tuvimos que quedarnos en un establo y solo bebíamos leche de vaca fresca y agua. Fue un mes de sufrimiento.”

La ablación puso fin a la educación de Domtilla. Quedó embarazada de su hija Joylene muy pronto y el parto fue muy difícil. 

“Me cosieron hasta casi cerrarlo completamente”, dice Domtilla . "En cuanto nació Joylene, decidí que ella nunca experimentaría lo que yo tuve que sufrir".

Mantener esta decisión no ha sido fácil. El padre de Joylene exigió que mutilaran a la niña. En esos momentos difíciles, Domtilla recurrió a Cheptoi, quien usó su reconocimiento dentro de la comunidad para proteger a su nieta. "Les mostramos a nuestros hombres que la mutilación es historia en esta familia", dice Domtilla.   

De hecho, la mutilación parece una costumbre del pasado para Joylene. "Sé que mi abuela y mi madre fueron mutiladas, pero eso sucedió en algún momento del siglo pasado".

Joylene es una niña afortunada. Aproximadamente una de cada tres niñas de su comunidad sigue siendo víctima de ablación. En algunas familias, se debe proteger a las niñas para que no sean secuestradas durante la noche para realizárselo. 

Afortunadamente, esto ya no es una preocupación para Joylene. Ahora está entre los diez mejores estudiantes de la escuela. Su asignatura favorita es biología. Su éxito escolar ha hecho que las amenazas de mutilación como las de su padre se desvanezcan. Según Domtilla, empezó a darse cuenta de que una niña con educación aporta bienestar a toda la familia.   

“Tengo planes bastante claros para el futuro”, agrega Joylene. “Iré a la universidad a estudiar medicina. Después, en algún momento tras mi graduación, puede que me case y tenga hijos ".