Cuando Dijas Nasran, padre de cinco hijos, huyó de las montañas de Nuba en Sudán para acabar en Sudán del Sur, no se imaginó que fuera posible una buena vida para su familia en un campo de refugiados. “Estaba preocupado por cómo sobreviviría mi familia, dijo. "

Dijas, de 40 años, era propietario de grandes tierras agrícolas en su país, pero cuando la guerra se intensificó, temió por la seguridad de su familia y huyó. Cuando llegaron, World Vision les proporcionó dinero en efectivo y raciones de alimentos mensuales, con el apoyo del Programa Mundial de Alimentos. Además, World Vision suministró agua potable al campamento, educación para los niños y servicios sanitarios.

“Tenemos todo lo que necesitamos y mi familia está feliz porque no solo recibimos apoyo, sino que también tenemos acceso a mercados donde puedo vender mis cultivos."

“Tenemos todo lo que necesitamos y mi familia está feliz porque no solo recibimos apoyo, sino que también tenemos acceso a mercados donde puedo vender mis cultivos.

“Yo produzco vegetales como cebollas, tomates, okra y sandía de las semillas recibidas de World Vision”, cuenta Dijas . " Vendo la mayoría en el mercado y guardo algunos para consumo doméstico".

Hellen, la esposa de Dijas, lo ayuda en la granja. “Mi esposo y yo vamos a la granja todas las mañanas cuando nuestros hijos están en la escuela. Siempre nos alegra saber que incluso si la asistencia alimentaria se detuviera, podemos alimentar a nuestros niños y aun así obtener ingresos de nuestros cultivos”, agrega Hellen.

Hellen, la esposa de Dijas, lo ayuda en la granja.

Dijas cuenta que World Vision apoyó a más de 1.000 familias con semillas, herramientas de trabajo y pesticidas después de completar una formación llevada a cabo en asociación con ACNUR. Afortunadamente, la comunidad que les acogió les ha brindado un gran apoyo al dar a los refugiados acceso a tierras de cultivo y mercados para vender. También se benefician de los productos cultivados y servicios que se proporcionan a todos los refugiados.

El campo de refugiados de Makpandu continúa recibiendo refugiados a pesar de los riesgos que plantea la pandemia de COVID-19. Un equipo ya formado examina a los recién llegados y se asegura de que sigan la cuarentena de 14 días. Justin Elia, gerente de proyectos de World Vision, cuenta: "La experiencia de World Vision con el ébola nos preparó para responder de manera eficiente a la COVID-19 utilizando prácticamente las mismas medidas de precaución y equipo".