“Cuando escuché sobre el coronavirus, me puse enferma solo de pensar en mis hijos, en la situación en la que ya están y a la que nos enfrentamos, como para pensar cómo sobrevivir en este nuevo caso”
Jessica Juru es madre de 7 niños. La familia vive como refugiada en el pueblo ugandés de Omugo, donde permanecen encerrados durante la pandemia.
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En resumen
- Cerca de 150.000 niños de Sudán del Sur están en campos de refugiados en Uganda.
- La pandemia de COVID-19 podría devastar a las comunidades refugiadas que no tienen capacidad para aislarse y tienen limitado acceso a los servicios sanitarios.
- Con la cuaretena en Uganda para contener el virus, las familias refugiadas no tienen acceso a los mercados donde adquirir comida.
World Vision
“Salimos corriendo de Sudán del Sur para sobrevivir", dice Jessica, "pero con esta enfermedad y todas sus implicaciones, sobrevivir no será fácil, ni siquiera aquí en Uganda.”
Jessica y sus hijos, junto a otros 150.000 niños y niñas viviendo en campos de refugiados de Uganda, han abandonado los peligrosos conflictos en sus hogares para encontrarse de cara con una pandemia viral que podría tener unas tasas de mortalidad sin precedentes justo en las comunidades a donde han huído.
Brenda Madrara, Directora de Programas de World Vision, explica que "la enfermedad puede que no mate a tantos niños (como a adultos) según las estadísticas, pero el impacto será enorme.”
niños de Sudán del Sur están desplazados en campos de refugiados en Uganda
niños refugiados de Sudán del Sur están en riesgo o no tienen padres que los cuide
World Vision
53.000 niños refugiados de Sudán del Sur están en riesgo o no tienen a padres que les cuiden. Estos niños dependen de que les acoja una familia, pero las familias son reticentes a cuidar de un niño cuando la comida escasea y hay amenaza de contagio. Otros viven con sus abuelos, que están en un riesgo mayor de contraer COVID-19. Si estos cuidadores mueren o son hospitalizados, miles de niños refugiados no tendrían cuidados básicos.
El cierre obligatorio de los negocios de los refugiados y la disminución de los alimentos han puesto a madres como Jessica en una situación difícil. Ni siquiera su marido puede ayudarla, quién viaja a menudo a Sudán del Sur para trabajar y poder sustentar a la familia con comida y dinero.
“Cuando cerraron las fronteras por el coronavirus, él todavía estaba en Sudán del Sur y ahora no puede volver. Tengo que cuidar y mantener a mis hijos por mí sola” cuenta Jessica.
World Vision
World Vision está respondiendo a las necesidades de familias como la de Jessica entregando jabón e instalaciones para lavarse las manos. También hemos entregado equipos de protección individual a los trabajadores sanitarios de Omugo. Nicholas Tayeebwa, el Asistende de Dirección del campo de refugiados, informa: "involucrando a nuestro socio, World Vision, estamos seguros de que los refugiados tendrán acceso a agua, alimentos y servicios sanitarios. Lo hacemos posible a la vez que seguimos las recomendaciones del gobiernos en cuanto a distancia social.
El personal de World Vision y los voluntarios saben que la educación en higiene y la información actualizada sobre la COVID-19 son tan importantes como los recursos para prevenirla.
“Es importante que la comunidad entienda la situación a la que nos enfrentamos", dice Brenda. "Trabajamos con niños embajadores y miembros de un comité de protección infantil que forman parte de la comunidad para difundir estos mensajes."
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